jueves, 12 de julio de 2007

Del terror y otros miedos

Comentaba ya en la anterior entrada que la sorpresa no se da tan facilmente en estos tiempos, ya casi no hay nada que realmente impacte y te deje un sabor de cambio en el ambiente.
El libro de C. Clarke reseñado anteriormente y la película cuyo afiche se presenta al inicio de este comentario, son dos muestras de que a lo largo del mundo hay temas interesantes y creativos.
Cinderella, obra coreana dirigida por Man-Dae-Bong en el 2006, sigue la línea de peliculas orientales como "El aro","La maldición" y "El ojo" y aunque al igual que estas no cumple su objetivo de generar miedo, si puede ser considerada una excelente pelicula.
A mi parecer la dirección y la forma de ser contada la historia dan la intriga para verla de principio a fin mientras se piensa en resolver el descenlace.
Mas que terrorífica es una conmovedora trama del gran amor que una madre puede tener por su pequeña, y la desesperación enagenante que sucita ante el dolor de tal.
Si bien en el final pudierón omitirse algunas escenas y en ciertos cuadros las actuaciones pudieran verse quizas exageradas; la desgarradora situación de las tres principales afectadas basta para darle ese toque especial al filme.
Es una pelicula visceral y vehemente, que al verla inmediatamente me recordó una cuestion planteada por Milan Kundera en su libro "La inmortalidad". ¿Que pasaría si no existieran espejos?, ¿Que ocurriría si en toda nuestra vida no pudieramos ver nuestro reflejo y al final de nuestros días descubrieramos que no somos como siempre imaginamos ser?, ¿Que tan importante es la imagen, que puede desembocar en actos de locura como la de esta cinta?
Por cierto, ya entrados en el tema del terror y otros miedos, pienso publicar en este sitio las ilustraciones de "Cuentos de terror para niños", hechas en conjunto con quien me rescatase e inspirase a volver a escribir y dibujar. Tales ilustraciones tienen como fin ver los miedos infundados de los niños, que los adultos insisten en inculcarles para someterles pero que realmente envidian, pues los temores de un adulto no tienen consuelo.

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